Estuvo un semestre sin club, fue mozo y ahora destaca en Chile: "Me gustaría jugar en un grande"
Federico Mateos continúa a gran nivel en Ñublense. Sin ir más lejos, en la última fecha del Torneo Nacional le marcó a la U. "Esperamos seguir así", dice el volante argentino de 28 años.
En Ñublense sonríen. Luego de dos triunfos y un empate en el Torneo Nacional, la escuadra que encabeza Jaime García es segunda tras la UC y, por lo mismo, la ambición crece en Chillán. Así lo reconoce Federico Mateos (28), uno de los líderes del plantel rojo. "El inicio es muy positivo. Sabemos que el club es de región y es difícil competir con los de Santiago, pero estamos contentos con el arranque y esperamos seguir así", relata el talentoso volante en diálogo con AS.
Mateos, por cierto, viene de ser fundamental en la remontada frente a la U (3-2) en Talcahuano. En compañía de Rivera, el trasandino protagonizó una ferrea batalla en el mediocampo, pero también marcó el gol de la victoria. "La mayor virtud fue el carácter que tuvimos al ir perdiendo, quizás por errores nuestros. Pero pudimos sacarlo adelante, a pesar de la frustración que teníamos", explica el futbolista, sobre cómo lograron alcanzar los tres puntos.
- ¿Se cuestionaron esos errores tras el partido?
- Sí, obviamente, pero no de mala manera, sino constructivamente. La idea es poder minimizar esos errores, porque en Primera División te cuestan caros, son goles, y muchas veces es difícil remontar un partido así.
- Ahora viene Cobresal, en el norte. ¿Cómo ve ese partido?
- Es una cancha difícil, un equipo que sabe aprovechar mucho la altura. A nosotros, el año pasado nos hicieron cuatro goles. Esperemos hacerlo de la mejor manera, poder competir lo más posible y sacar un buen resultado para poder seguir ilusionados con la parte de arriba.
"El hecho de que varios equipos hayan preguntado por mí, me deja contento. Ojalá que más adelante vuelva a pasar".
- ¿Es cierto que varios equipos lo intentaron fichar en este mercado de pases?
- Es verdad que hubo llamados, pero no pasó más que eso, porque a mí me quedaba un año más de contrato y, si yo me iba, tenían que dejarle algo al club. A mi edad es difícil que los equipos compren un jugador, más siendo extranjero. Pero ya con el hecho de que hayan preguntado por mí, me deja contento. Ojalá que más adelante vuelva a pasar.
- Va por su quinta temporada en Ñublense. ¿Qué significa el club para usted?
- Es algo demasiado importante en mi carrera. Acá me pude afianzar futbolísticamente. Venía del ascenso argentino, medio a los tumbos, tambaleando. Pero acá pude agarrar la confianza que me faltaba y pude demostrar que puedo estar en la Primera División de cualquier país.
"Es difícil encontrar un técnico como Jaime García en Primera, que te diga 'juega tranquilo. Si la cagas, es mi culpa'. Eso da mucha confianza".
- ¿Qué destacaría de Jaime García, su técnico? Todos hablan maravillas de él…
- Sí. Lo mejor que tiene Jaime es que te da la confianza. Quizás es difícil encontrar un técnico así en Primera División, que te diga 'juega tranquilo. Si la cagas, es mi culpa'. Eso al jugador le da mucha confianza y le da ganas de defenderlo en la cancha. Para mí fue muy importante, porque mi alza futbolística vino de la mano de su llegada a Ñublense.
- ¿Es como un padre en el equipo?
- (Ríe) No sé si un padre, pero es alguien que sabe hacerse entender y que los jugadores respetan mucho. No sé si la palabra sea padre, pero sí un buen técnico.
- ¿Qué les suele decir García después de los partidos? Se ha hecho costumbre la escena de ustedes reunidos en un círculo y él al medio...
- Es un poco lo que vio del partido, pero no de lo futbolístico, sino que de la actitud. Que muchas veces hay partidos que nos toca perder, pero que la actitud es buena. Te hace entender que hay que seguir por ese camino, aunque se haya perdido. Y otras veces, que quizás ganas 1-0 y no se demostró actitud.
- ¿Qué futuro le ve a él?
- Lo veo con muy buen futuro. Es un técnico de una carrera quizás no muy extensa, está recién arrancando, pero se habla muy bien de él en el país. Eso es importante, porque siento que está para dirigir grandes cosas. Ojalá le toque todo lo mejor, y si me puede llevar, mejor (ríe).
"A pesar de los dolores, Jaime sigue estando firme. A uno le dan ganas de seguir defendiéndolo en la cancha".
- ¿Cómo valoraría el trabajo de Jaime, considerando los obstáculos que ha debido sortear en lo físico?
- Para el jugador es importante ver al técnico, a pesar de sus cosas físicas, como el Covid-19 en su momento, cuando estuvimos en la B, y con lo de la cadera el año pasado. A uno le dan ganas de seguir defendiéndolo dentro de la cancha, ya que él, a pesar de los dolores, sigue estando firme en la banca.
- Antes de llegar a Chile (2018), usted jugó en la tercera categoría de Argentina, en Colegiales y San Telmo. ¿Cómo es esa realidad? ¿Hay estabilidad económica, por ejemplo?
- Es difícil hablar mal de esas cosas, pero es como lo dices. No es tan estable. Quizás, los clubes que son más chicos dependen de las platas que entrega la AFA para que se le pueda pagar al jugador. Y hay muchos jugadores que quizás no viven la realidad del futbolista. Tienen una familia que mantener y tienen otros trabajos para poder llegar a fin de mes y cubrir todos los gastos. Por eso es una categoría que, quizás, no se ve mucho porque el 100 por ciento (de los jugadores) no se dedica a eso.
"Estuve seis meses sin club y me tocó trabajar de mozo... Era difícil dedicarse al fútbol, ya que no había ingresos".
- ¿Le tocó tener que trabajar en otra cosa para tener estabilidad económica?
- Sí. Hubo seis meses en que estuve sin club en Argentina. Entre el paso de Colegiales y San Telmo, quedé sin club por seis meses y me tocó trabajar de mozo en catering de casamientos, en eventos, para poder llegar a tener algo de plata. Gracias a Dios, ahí estaba con mi pareja, que trabajaba y me ayudaba un montón. Pero era difícil en ese momento poder dedicarse al fútbol de lleno, ya que no había ingresos.
- ¿Qué más pensaba en ese momento?
- Uno ahí se pone a dudar... Se replantean muchas cosas en la carrera del futbolista. Si el camino es por acá, si hay que arrancar a estudiar o si hay que trabajar para ayudar a la familia. Eso fue lo más difícil que me tocó en mi carrera... Si no hubiese sido futbolista, yo creo que sería algo relacionado al deporte, porque me gusta, como un preparador físico o un profesor de Educación Física.
El inicio del camino y sus sueños
- ¿Cómo fueron sus inicios en el fútbol? Usted se formó en Boca...
- Arranqué a los cinco años jugando en un club de mi barrio, en Boulogne, Buenos Aires, y a los ocho fui a una prueba en Boca. Tuve la suerte de quedarme... A medida que van pasando los años, van bajando la cantidad de jugadores que quedan, porque son equipos muy grandes y quedan los mejores. A mí me tocó quedarme hasta los 18, cuando ya estaba más cerca de jugar en la reserva. Ahí ya empiezan a dar el salto jugadores de mayor jerarquía.
- ¿Cómo quienes, por ejemplo?
- Leandro Paredes, que es un año más chico que yo, Luciano Acosta... Son jugadores que ya tienen un nombre mundial y otros tienen que buscar algunas alternativas. Yo de ahí me fui a Tigre. Estuve un año y me dieron a préstamo a Colegiales y ahí fue donde empecé a jugar en Primera.
"Me gustaría jugar en un grande".
- ¿Con quién más coincidió en Boca?
- Soy muy amigo de Gonzalo Escalante, que hasta el año pasado estaba en la Lazio. Ahora está en el Alavés. Después, con Federico Bravo, que hoy está en Antofagasta, con Faustro Grillo, que está en O'Higgins...
- Mirando hacia el futuro, ¿qué anhela para su carrera?
- Uno quiere jugar en los equipos grandes, pero siempre pienso en el día a día. Después el día de mañana puede pasar cualquier cosa. Pero las metas son esas: jugar en un equipo grande y quizás jugar en otro país más para tener más experiencia... Pero sabes que si el día a día no lo haces bien, nunca va a llegar eso. Uno tiene que enfocarse en lo que está ahora, yo estoy muy con la cabeza en Ñublense.