Volvió Cobreloa al sitio que nunca debió perder. Porque es un grande de verdad. La historia, la memoria y el presente lo refuerzan.
Las migajas entregadas fueron disfrazadas por los máximos dirigentes sudamericanos como si fueran un galardón. Un honor.
No es llegar y poner once futbolistas para neutralizar a los rivales. Si vamos a hablar en serio, no caben eslogan ni frases para la tribuna.
La pichanga, la verdadera pichanga, a menudo se juega entre pares, amigos, hermanos. Cerramos los ojos y confiamos en el compañero de pichanga.
En la relación padre-hijo la pelota juega un rol fundamental. En la familia de Juan Villoro eso también transcurre y el autor lo retrata con dedicación en su texto.
El mejor de los jugadores chilenos, el goleador histórico de la Roja, el máximo asistidor, no sólo se encuentra sin ritmo de competencia sino que aún no ha fichado en ningún club.
No nos confundamos. Competir no es consuelo. Debería ser el desde, el punto de partida, el inicio del recorrido. No es una caída honrosa ni el consuelo.
No apure, que le falta al delantero de Colo Colo. No acelere, que ya llegarán los goles, las nominaciones y alguna propuesta real, no un riflazo.
Es vivo el DT de Colo Colo. Lo sabe. De la escuela argentina que ejerce presión, a veces con sutileza, en otras de manera explícita.
No es el dueño, pero no llega nadie al club sin que él lo sepa.
“José Sulantay veía cosas que uno no era capaz de ver. Pero no se guardaba el secreto. Te lo explicaba, lo exponía con paciencia, para que uno entendiera...”
“Mantener la evaluación del actual Vidal y usar como referencia el que jugaba en la Juventus, es sostener un falso debate, con erradas conclusiones”.
Debería custodiar el arco chileno en el arranque eliminatorio. ¿Por qué? Porque es el mejor de todos los arqueros.
La estadística demuestra que en la última década los cuadros nacionales sólo superan a los clubes de Perú y Venezuela en los torneos internacionales
Han pasado 25 años del Mundial y la importancia de ese plantel de Chile no está sólo en los resultados, que ya fueron relevantes.
¿Sirven los partidos amistosos de la selección chilena, aunque los rivales sean de escasos pergaminos y no apuren demasiado?
La pregunta que surge es, si Berizzo consideraba que la presencia de Bravo era sustantiva, por qué le permitió tomar su período de vacaciones.
“Las bases del torneo prosiguen en manos del ilustre Consejo de Presidentes de clubes, que en rigor no son presidentes sino propietarios. Ahí está la madre del cordero...”.
“Un grupo importante de timoneles está confeccionando un directorio de transición para provocar una salida que puede ser diplomática o a través de un Golpe de Estado”.
Eduardo Berizzo, en una serie de reuniones con periodistas y actores del medio, entregó una serie de reflexiones.
Se fue, quizás, el mejor de todos los comunicadores chilenos. Era capaz de conmover con ese tono inconfundible, conjugando con prestancia eso de que no es necesario gritar para que el mensaje sea claro.
¿Por qué? Porque no quieren. Más allá de las palabras, los diagnósticos, las mesas de trabajo, las reflexiones profundas.
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