Leopoldo Iturra

Paradójico es que no tenga una cancha digna un país que tuvo un número uno del mundo, dos campeones olímpicos de tenis y una final de Copa Davis.

Una generación sin complejos logró en 359 días lo que no se había conseguido en 100 años. Se vienen nuevos tiempos.

Algunos creían que sin Sampaoli era imposible "sacarle trote" a este equipo. Otros pensaban que nunca más habría vértigo y verticalidad en la Roja.

Más allá de lo expresivo del marcador, hubo una manifestación de estilo y eficacia que por momentos convirtió un partido de fútbol en una muestra de arte.

Claudio Bravo tiene la experiencia y categoría internacional que nadie más posee y está curtido en el rigor del puesto más ingrato del fútbol.

Jadue robó a manos llenas. Tuvo la caja chica más grande de la historia y entradas de cortesía para llenar el antiguo Maracaná. Hizo y deshizo. ¿Y nadie supo nada?

Mientras en Chile llama la atención por las redes sociales, en el resto del mundo sigue siendo el dueño de un talento que influye e inspira.

Sergio Jadue no tiene la inteligencia de Walter White, el protagonista de Breaking Bad. Él solo no pudo operar una "organización para delinquir".

Menos mal que mi abuelo no está vivo para ver lo que está pasando. No podría resistir que el club de sus amores desaparezca por culpa de una manga de sinvergüenzas.

El DT cruzado busca generar un remezón. Que los suyos saquen lo mejor de sí desde el amor propio herido.

Jadue, por muy soberbio que pueda mostrarse, ya está pagando. Hay otros que deberían y no lo han hecho. Ahí está la deuda.

No es fruto del azar que talentosos como Guillermo Coria, David Nalbandian y Gastón Gaudio tengan el mismo ídolo: un zurdo oriundo de Vitacura.