Opinión

Bud Collins le aportó color a un deporte que hasta entonces vestía de blanco.

Compartíamos la característica de salir jugando con la pelota controlada. Muchos dicen que fue como un maestro para mi.

Tal como lo dijo don Sabino Jadue, su sobrino no actuó solo. Tuvo cómplices. Tantos, que están en varias categorías y que, hasta ahora, han zafado.

Se nota nerviosismo en el discurso de Jorge Sampaoli y ha tenido algunas contradicciones que no son propias de lo que conocemos de él.

No sería raro que el concepto "amauterismo y amor por el escudo" quede en el diccionario criollo como sinónimo de "vender la pomada".

Un foco fuertemente centrado en la tarea y muy poco hacia la relación. Preocupación obsesiva en ejecutar lo programado y llegar al fin a pesar de los medios.

Sampaoli no resultó ser un seguidor de Bielsa. Es apenas un Salieri. Aunque sea el más exitoso de la historia, hay cosas que no se compran en la farmacia.

La continuidad del técnico de la selección es un punto secundario en relación con todo lo que hay que hacer. Recuperar la credibilidad y honorabilidad de la disciplina es fundamental.

El asunto clave es con quién Sampaoli se sienta más cómodo. La obsesión del casildense debería chocar con un orden y un presupuesto. Sería sano que así ocurriera.

Las medidas que dictó Universidad Católica, por evidentes que parezcan, marcan una grandísima diferencia y dictan la pauta a seguir.

El locus de control externo explica la escasa capacidad de un deportista u otro actor relevante para asumir la responsabilidad de un hecho.

¿Quién podría no estar de acuerdo con Sampaoli? Ganó la Copa América y es el director de orquesta que hace que la generación dorada suene como los dioses.

Son millones de pesos que no se sabe dónde fueron a parar. Da para pensar mal, más aún si quien ejecutó esto está procesado hoy en EE.UU. por corrupción.

Si es cierta la denuncia de Chilevisión, ¿cómo es posible que funcionarios de la ANFP se hayan prestado para ocultar computadores? Eso se llama obstrucción a la justicia y es un delito.

A Sergio Jadue lo están haciendo cantar para que delate a sus compinches. En Chile, su prestigio quedó al mismo nivel de un gato de campo.